Una segunda fase que empezó torcida para la albiceleste tras perder con Puerto Rico (en los papeles) y una derrota con Jamaica que estaba completamente fuera de los planes. Se encendieron las alarmas y sacamos las calculadoras. Hasta tal punto que la FIBA tuvo que salir a aclarar los criterios para un posible desempate.
Ahí en los momentos más difíciles para el equipo todos se mantuvieron unidos y nadie dio ni una declaración polémica. Los buitres que aparecen cuando el cielo se pone negro no encontraron comida por parte de este equipo. Aquel periodista que ganó su fama por el insulto de Maradona, y que realmente me pregunto cuantos partidos habrá visto de basquet en su vida, tendrá que guardarse sus palabras en donde Papillon guardaba plata.
Lo hemos recalcado varias veces en este blog durante la cobertura de la selección y tenemos que volver a repetirlo. Estamos en medio de un proceso de recambio y aquellos que solo ven a la selección pueden quedarse con una imagen equivocada. Este torneo sirve, y muchísimo, para ir construyendo una idea, sirve para entender que jugadores como Safar o Espinoza están claramente a la altura de las circunstancias. La clasificación es un premio a este conjunto que no ha hecho, desde lo estrictamente técnico el mejor de los torneos, pero por suerte el basquet es un deporte maravilloso que conjuga la técnica y el corazón. A este equipo le sobra sangre y alcanzó para llevarnos la clasificación.
Esto no quiere decir que no haya cosas para mejorar. La idea del doble comando no parece haber funcionado muy bien a lo largo del torneo y la base quedo a cargo Facundo Campazzo, de excelente torneo. Hay que trabajar la concentración e intensidad defensiva para que pueda ser ejecutada durante un tiempo más prolongado. La defensa es la base de la victoria y basta con ver el partido contra Canadá para entenderlo. Trabajar en los cercos reboteadores, entre otras cosas. Debemos debatir si este grupo de jugadores es el más apto para jugar tantas ofensivas estacionadas o debe explotar más los ataques rápidos.
Fuente: FIBA
¿Qué decir de Luis Scola? Le costó encontrar regularidad a lo largo del torneo pero apareció en el momento que aparecen los grandes. Luifa apareció en el momento que el fuego quema. El tercer cuarto del partido contra Canadá es para guardarlo y mostrarselo a los chicos que están aprendiendo la posición de Ala-Pivot ó Pivot. Un concierto de movimientos ofensivos haciendo arte al mover los pies. Sí, ese grandote de 2,04 metros estaba dando pasos de danza en la pintura. Fajandose como si fuese su primer partido con la selección y gritando los puntos con el corazón. Juntó al equipo para hacerles entender que el torneo todavía no terminó porque este tipo de jugadores va siempre por un poco más. Un ejemplo.
Adelante muchachos. El primer objetivo, el de corto plazo, está conseguido. Para el de largo plazo que es conformar un equipo queda tiempo para trabajar y los primeros pasos están dados. La caprichosa, y aveces esquiva, victoria hace que se pueda trabajar con tranquilidad en busca de ese objetivo. Hoy nuevamente los que tantas alegrías nos dieron volvieron a arrancarnos sonrisas. El fuego sigue intacto.
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