jueves, 15 de enero de 2015

El legado de Pippen

Scottie Pippen fue sin lugar a dudas uno de los mejores jugadores de todos los tiempos en la NBA. Sin embargo su imagen fue impactada por un momento definitorio y por la forma en que esas cosas se van metiendo como un dogma en los recuerdos del público en general. La forma de ver aquel momento define mucho sobre la visión que tiene cada uno de entender este deporte y la concepción que tiene sobre los atletas que lo ejecutan.





Hay un momento que marcó la percepción del público general con respecto a la carrera de Pippen. Uno de esos instantes de debilidad de quien fue justamente el líder entre las sombras de los Bulls aún con Jordan en el equipo. En Illinois transcurría el juego número 3 de la serie de playoff  del 94 entre Chicago y Knicks. El local ya no tenía a Jordan en sus filas y Pippen era el guía de este equipo. Con 1.8 segundos en el reloj y el partido empatado Phil Jackson pide un tiempo muerto. Prepara una jugada para que sea Toni Kukoč el que ejecute el tiro final en vez de Pippen. A este último no le gusto absolutamente nada y ante la atónita mirada de Jackson decidió sacarse del partido. Finalmente Toni mete el tiro final y los Bulls se llevan el partido pero el momento sería discutido durante años.



Bill Simmons en su libro The Book of Basketball plantea la excelente pregunta sobre el legado de Pippen ¿Simplemente dejas de creer en alguien cuando comete un error estúpido como ese? Es justamente ese error lo que humaniza aún más a Pippen y lo que hace que lo defienda aún más. Era el líder y nexo terrenal entre los Bulls y el mundo en el que habitaba Jordan. Aún cuando Jordan era respetado por sus compañeros el favorito a nivel humano dentro de la liga era Pippen. Si alguien piensa que un momento de egoísmo puede opacar una carrera totalmente desinteresada por sus números personales entonces ese simple momento arruinará su visión de Pippen. Creer eso implica entonces que los deportistas no son seres humanos y que son máquinas que responden automáticamente a los estímulos. Los playoff son una olla a presión a punto de estallar constantemente.

Lo irónico es que por 1.8 segundos se haya desatado una sombra de egoísmo sobre una carrera que jamás estuvo marcada por esto. Steve Kerr declaraba "Pippen es uno de los mejores compañeros que he tenido. Todo el mundo lo ama. Sabe donde vas a estar en la cancha y donde queres la pelota para tu mejor tiro. Sabe cuando hace mucho que no tomas un tiro y trata de ubicarte, quiere involucrarte. Se preocupa por todos como ninguna otra estrella con la que he jugado"



De hecho jugar defensivamente como lo hacía Pippen es la mejor forma de demostrar cuanto te importan tus compañeros de equipo. Ganó los honores para el mejor equipo defensivo de la liga durante 8 temporadas seguidas. Es el número 6 en robos de todos los tiempo y uno de solamente 3 jugadores en la historia en alcanzar 18.000 puntos, 7.000 rebotes y dar 6.000 asistencias. El único con 2.300 robos y 900 tapones (los únicos que se acercan son Karl Malone y Hakeem Olajuwon).

Fue el arduo camino para perfeccionarse de Pippen lo que permitió a los Bulls convertirse en una dinastía. Durante los primeros años no fue lo suficientemente fuerte para ayudar a Jordan a derrotar a los bad boys de Detroit. Solamente cuando pudo alcanzar su potencial atlético fue capaz de absorber el peso. Nunca tuvo el crédito por su poderío ofensivo que se merecía porque su defensa era formidable. 



Para entender la entrega de Pippen a sus compañeros no hace falta más que recordar el juego 6 de las finales del 98 ante Utah. En aquel momento los Bulls necesitaban desesperadamente de su presencia física en la cancha pero Pippen estaba con un problema en su espalda que prácticamente lo paralizaba. Sin embargo disputó el encuentro y fue cuando Stockton falló el tiro final para que Chicago se escapara con la victoria por 87-86 que Pippen se desplomó en el suelo envuelto en lágrimas de alegría y dolor. O recordar las finales de conferencia del Oeste en el 2000 cuando ya Pippen jugaba para Portland y con la serie 3-1 abajo lideró el partido con 22 puntos, 6 rebotes, 3 asistencias, 6 robos y 4 tapones. Todo esto teniendo en cuenta que disputó el partido con 2 dedos dislocados.

El ejemplo de Pippen de superación y ferocidad para disputar el juego hacen que sea mi jugador favorito de la década del 90´. Aunque nos duela aceptarlo debemos entender que Jordan no es humano.

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